El cuadro argentino llegó a la ciudad donde se disputará la final de vuelta de la Copa Libertadores. Los Xeneizes se mostraron optimistas para disputar el clásico ante su eterno rival.

Luego de un vuelo de casi 11 horas, la delegación de Boca Juniors aterrizó en el aeropuerto de Barajas. 24 Jugadores fueron los citados para este magno partido del fin de semana, pero solo quedarán 18 cuando se entregue la planilla definitiva. 

El capitán Pablo Pérez, ya recuperado de su lesión ocular en la previa de lo que iba a ser la final en el Estadio Monumental, lideró al plantel en la salida y se dejó mostar con su familia, al igual que varios integrantes más. 

Los posibles titulares para este domingo son: Andrada; Buffarini, Izquierdoz, Magallán, Olaza; Nández, Barrios, Pérez, Pavón; Zárate, Ábila.

Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, confirmó que la final se jugará el 9 de diciembre en España. Además, aseguró que las dos hinchadas podrán estar en el partido de vuelta de la gran final de la Copa Libertadores 2018. 

«En este partido va a haber hinchas de Boca y de River. Lo que sobre de la recaudación irá destinado en combatir a la violencia», señaló en conferencia de prensa.

«No veo motivos por el cual haya que cambiar a los árbitros. Con respecto a las barras, mi mensaje es que ni sueñen con llegar. No hay lugar para los violentos, solo para los que vayan a alentar a su equipo.

Domínguez aseguró que ya habían determinado que el final no se juegue en el Monumental. 

«No hubo ninguna chance que el partido se juegue en la cancha de River, por una cuestión de seguridad».

Además, contó que solo se demoró 2 horas, Florentino Pérez para que le de la autorización que se pueda jugar la final en el estadio Santiago Bernabéu.

«Le hice una llamada a Florentino Pérez y le pregunté si era una idea muy loca jugar la final en Madrid. A las dos horas me dio la autorización», contó. 
 

El titular de River Plate se mostró molesto por el cambio de parecer de los ‘xeneizes’ de cara a cómo resolver la situación de la final de la Copa Libertadores.

River Plate y la CONMEBOL quieren jugar la final de vuelta de la Copa Libertadores a como de lugar. Boca Juniors, el rival de siempre, se niega. Tras reconsiderar la magnitud del ataque a sus futbolistas de parte de los «hinchas» millonarios, el presidente de la institución azul y oro, Daniel Angelici, ha solicitado los puntos del encuentro, pues considera que el partido no debe jugarse. Ante ello, Rodolfo D’onofrio, titular de River, descargó contra su homólogo.

«No puedo creer que Daniel (Angelici) no haya tenido el respeto hacia el presidente de la Conmebol ni haci a mí cuando firmamos un papel que dejaba sentado postegar el partido por 24 horas. Ahí lo habíamos acordado. Nunca pensé que esa misma noche, cuando se postergó la final, estaba escribiendo para suspender el partido», contó, muy ofuscado, D’onofrio.

En clara señal de decepción por el incumplimiento de un compromiso y con un tono desafiante, continúo: «Angelici, vení a jugar. Dejá de firmar carillas. No inventes mas nada. Yo se que vos queres jugar. Hay que tener valores en la vida. Basta de abogados. Vos firmaste algo y tenes que cumplirlo».

Aún no se sabe cuál será el desenlace del ‘show’ en el que se ha convertido este compromiso. Lo cierto, sin embargo, es que la CONMEBOL publicó un comunicado en el que asegura que la final será fuera de Argentina y entre el 8 o 9 de diciembre.

Tras confirmar que la final se va a jugar, el presidente de la CONMEBOL hizo un llamado a la unión para erradicar la violencia en el fútbol. Asimismo, afirmó que los clubes están en la obligación de mostrar los valores que tiene este deporte.

«La reunión fue muy amena y les haré partícipe el mismo pedido. A los amantes del deportes, les tengo que decir que el fútbol no es lo que se vivió el fin de semana pasado. Eso es una enfermedad que tenemos que errdicar. La violencia no es parte del fútbol. La pasión se confunde con violencia. Se tiene que tener respeto y lealtad al rival, porque sin rival no hay fútbol», comentó Alejandro Domínguez en una corta rueda de prensa luego de la reunión con los presidentes de Boca Juniors y River Plate.

Además, continuó con su discurso de erradicación de la violencia en este deporte: «Tienen que defender los derechos de sus instituciones. El fútbol nos une. Es hora de mandar el mensaje correcto: no hay lugar para los violentos, no se puede tolerar. Todos tenemos que colaborar. Los estadios de fútbol no son campos de violencia».

En adición, reafirmó que los partidos se ganan en la cancha: «Ganaron ellos (clubes) en la cancha, no los violentos. Respetemos la vida y el trabajo de cada profesional. Habrá un ganador y otro que no va a ganar, pero eso no es sinónimo de muerte. Los presidentes tienen la obligación de mostrar con gestos los buenos valores que tiene el fútbol. Deben mandar a la gente el mensaje coherente».

«Sujeto a que se defina la decisión del tribunal de comisión disciplinaria. Hemos tomado la decisión de que el partido se jugaría entre el 8 o 9 de diciembre. No hay condiciones para que se juegue en la Argentina. La decisión es de la organización. Se va a comunicar la fecha, hora y país donde se jugará este partido», finalizó.

Hay que recalcar que las decisiones tomadas fueron exclusivamente de carácter deportivo, independientemente de lo que pueda determinar el fallo del Tribunal Disciplinario de la CONMEBOL tras la petición dl club Xeneize en la que se solicita que se le otorgue ganador del partido por los incidentes de violencia que sufrieron.

El capitán de Boca Juniors contó los estremecedores minutos que pasó luego del ataque desleal de unos cuantos hinchas de River Plate al bus Xeneize en el trayecto al Estadio Monumental.

“¿Cómo vamos a ir a una cancha donde no nos brindan seguridad? ¿Qué pasaba si nosotros jugábamos y ganábamos? ¿Quién me saca de ahí?. Si la gente estaba loca antes de entrar, imagínate si nosotros vamos, ganamos y le damos la vuelta en su cancha. ¿Qué pasa? Me matan. Y yo tengo tres hijas. Mi hija mayor, cuando entré a mi casa, me abrazó y estaba llorando. Es una vergüenza. ¿Cómo voy a querer jugar en una cancha donde sé que puedo llegar a morir?», reflexionó Pablo Pérez ante la prensa local. El mediocampista tuvo una lesión en la córnea producto del impacto de los vidrios.

Además, confesó que, en un momento, la CONMEBOL los estaba obligando a jugar el partido: «Estaba en el hospital y me llama el entrenador a decirme que vuelva porque el partido se iba a jugar. Es una vergüenza. Estaba con el ojo hinchado y no veía nada. Si se jugaba, iba a jugar igual, pero nos estaban obligando. Te puedo asegurar que yo no podía jugar».

“Fue un episodio lamentable, porque los vidrios volaban por todas las partes. Antes de pasar el puente hacia la cancha de River no había mucha gente, pero fue cruzarlo y aparecieron muchas personas tirando piedras. No sé qué pasó, pero fue muy raro. Estaba toda la gente acumulada en un solo lugar”, agregó.

Finalmente, desminitó la versión del doctor que lo autorizó para jugar: “No lo conozco al médico de la CONMEBOL porque no me vino a ver nunca. Ni fue al vestuario y firmó un papel diciendo que yo estaba en condiciones de jugar, cuando yo no veía nada y tenía que estar cerrando el ojo porque si lo abría me lagrimeaba. Es una vergüenza”.