En tan solo unos meses, ya lleva dos títulos con Liga Universitaria de Quito.
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La batalla contra los años es una lucha que no la ha ganado nadie, eso está más que claro. Sin embargo, en la actualidad, existe más de un “secretito” para sacarle la vuelta a los años, aunque finalmente estos terminen imponiéndose. Sin embargo, al margen de una buena alimentación y una vida ordenada, son las ganas, el amor por la profesión, que tal vez no nos harán eternos, pero sí recordados por siempre.
Esta es la historia de Paolo Guerrero, a quien la vida le dio un giro de 180 grados en apenas unos meses. A mitad de año era suplente en Racing de Argentina borrado por Fernando Gago, despotricaba contra su dt de ese entonces. Paolo se fue sin tener seguro cuál sería su próximo destino. Hasta que apareció el fútbol ecuatoriano, la Liga deportiva universitaria de Quito, para convertirse en su lugar en el mundo, al menos, en este 2023.
Después de su paso poco exitoso por Racing, a Guerrero le llegó su revancha. En seis meses la vida le cambió. Se coronó campeón de la copa sudamericana donde anotó tres goles en siete partidos, los siete encuentros como titular. En la liga local participó en trece choques, once como titular y aportando cinco tantos.
El último domingo , en la segunda y última final ante Independiente del Valle, tuvo dos remates, uno directo al arco en el estadio Rodrigo Paz Delgado que vio la consagración número 12 de Ldu en el torneo local, celebrando en el campeonato domestico cinco años después.
Las luces se prendían y apagaban en señal de festejo, como se celebra una fiesta en una discoteca. Allí donde Paolo habló de todo, tal vez esbozando un mensaje de despedida: “Me encantaría quedarme, ya me hicieron una propuesta y yo una contra propuesta, veremos que sucede”, aseguró el depredador.
Nuestro nueve tampoco dejó pasar la oportunidad de dejarle “su chiquita” a Fernando Gago, su técnico en Racing: “No sé. Yo los dejé punteros en la libertadores, me fui y los eliminaron”, dijo Paolo, fiel a su estilo.
Acerca de su continuidad esta estaría ligada a la permanencia de Luis Zubeldía, algo que no habría caído bien en la dirigencia. La pregunta recurrente hacia Paolo es: ¿Hasta cuando vas a jugar…cuando te retiras… jugarás en Alianza Lima? Interrogantes a las cuales el peruano responde con un movimiento de labios y asegurando que solo piensa en seguir jugando.
Lo cierto es que a dos semanas de entrar a la base cuatro, Paolo parece un chibolo que no piensa en el fin, sino en nuevos inicios. Hace unos meses se convirtió en padre y ahora está a la espera de su sexto hijo, viendo además que se viene en lo deportivo, si volverá a jugar en Brasil o se queda en Ecuador. Un final de temporada que cualquier joven futbolista desearía y que Paolo, que para muchos está en el otoño de su carrera, saborea en su segunda juventud.
Hace 18 años, en el 2005, Ldu se coronó campeón también con sangre peruana en su equipo. Roberto “el chorrillano” Palacios era figura en el equipo dirigido por otro peruano, Juan Carlos Oblitas. En ese elenco también se encontraba Ariel Graziani, argentino nacionalizado ecuatoriano que en los noventa defendió las camisetas de Sport Boys y Ciclista Lima.